Lo de vivir de espaldas al Ebro pasó a la historia. Desde la celebración en Zaragoza de la Expo 2008, la ribera del río ha recuperado el protagonsimo de antaño y son muchos los aragoneses que transitan por allí a diario. Las motivaciones, de lo más variopintas. Mientras unos aprovechan para hacer deporte, otros pasean al perro, toman el sol, pescan u organizan un picnic.
He de reconocer que esto último lo desconocía hasta la pasada noche de San Juan. Otros años, como recordaba hace un añito en un post, había vivido esta noche mágica en la playa, pero nunca se me había pasado por la cabeza celebrar el solsticio de verano a orillas del Ebro con un picnic, música de DJ, actuación flamenca y visuales... Todo a la luz de las velas, vestidos con algo de color verde (el requisito de esta fiesta "ecológica") y disfrutando de la buena compañía.
Y esto es sólo una de las cosas que me han pasado en esta semana de ausencia. Continuará...