Hacía meses que no iba con mi madre al teatro. Solemos ir de vez en cuando al cine, pero últimamente habíamos descuidado la tradición de disfrutar juntas de una buena obra en vivo y en directo. Creo que lo de compartir confidencias "madre-hija"en un patio de butacas une mucho. Un binomio más que recomendable. O por lo menos yo, no lo cambio por nada del mundo.
La obra en cuestión era "Fugadas", una comedia de las de verdad en la que trabajan dos actrices de rompe y rasga: María Galiana y Rosario Pardo. La acción sucede en una carretera, una granja, un cementerio, una cárcel e, inclusive, un geriátrico. Imaginaros. Como el título indica, es la historia de dos mujeres que se fugan de sus respectivas vidas -aburridas y monótonas-buscando su camino, el auténtico. Juntas inician una aventura repleta de vicisitudes que da lugar a una sincera y duradera amistad.
Lo mejor: la complicidad entre ambas. Salta a la vista. Y, además, repercute favorablemente en la interpretación. Especialmente, la de María, que desborda vitalidad desde el minuto cero. Lo peor: el grupo de señoras andaluzas que teníamos justo detrás. ¿Desde cuándo se responde al móvil en medio de una función? Que suene ya me parece mal, pero que inicien una conversación -vía móvil y "face to face"- es vergonzoso.
De cualquier forma, me ha dejado un buen sabor de boca. A mi madre también. Para los curiosos, estará en el Teatro Principal de Zaragoza hasta el domingo.