31 de julio de 2009

Nos vigilan


"Que nadie se lleve las manos a la cabeza", susurró con total franqueza. Todos le escucharon pero el murmullo continuó. Respiró hondo y sentenció: "Nos vigilan". Entonces, el silencio se hizo inmenso, casi palpable. Nadie se atrevió a alzar la voz. Tampoco fue necesario. "Nos vigilan, nos espían, nos observan", añadió con la mirada perdida.

Volvió en sí y prosiguió: "Todos nos vigilamos, nos espiamos, nos observamos. Absolutamente todos. De cerca o de lejos, que más da. Vivimos en casas de cristal porque así lo decidimos. Los que elegimos cristales opacos, opacos fueron; al igual que los que quisimos cristales translúcidos y los que optamos por los transparantes. Que nadie se indigne ahora siendo que nosotros hemos sido los primeros en abrir de par en par nuestras vidas en la Aldea de Cristal".


Al fondo, alguien agachó la cabeza, dejó caer algo al suelo y salió de puntillas por la puerta de atrás.

30 de julio de 2009

Aterrizando

Todavía estoy aterrizando de ese sueño que tuvo como escenario idílico Berlín. Mil y pico fotos y millones de recuerdos y anécdotas lo convierten en realidad. Soy de las que sueña despierta pero también de las que vive sus sueños. Por intentarlo que no sea.

Hay que ver lo que pueden cambiar las cosas de un momento a otro; en un mes ni os cuento. Ni siquiera he conseguido adaptarme a los casi cuarenta grados que marca el mercurio, como para asimilar todos los cambios que se avecinan. Cambios en el ámbito laboral, social y familiar. Sin duda, estos últimos son los que nos colman de alegría o nos remueven las entrañas.

Para bien o para mal, creo a pie juntillas que si tiene que haber cambios por algo será. Por lo pronto, en algo más de siete meses seremos uno más en la familia (uno, dos o los que vengan). La mejor noticia que me podían dar el primer día de trabajo después de las vacaciones. Eso y que seré la madrina, ¡qué emoción!

24 de julio de 2009

Goodbye Berlin!

Estoy viendo anochecer por última vez en Berlín. Al menos por una temporada, porque sé que habrá una segunda, quizás una tercera y quién sabe... Mi tritón está pegado al ventanal fotografiando el cielo coralino que nos brinda como despedida la "Hauptstadt". Dentro, el rumor de la lavadora se confunde con la delicada voz de Heidi Talbot. Me encanta. Mientras escribo con nostalgia, doy los primeros sorbos a una "Gold bier" recién sacada del congelador.

Ya tengo la maleta hecha, los regalos comprados (y envueltos, que su trabajo me ha costado) y el bikini preparado para disfrutar de una sesión termal con velitas y música chil out en un Spa urbano. Como dice Guizmo, un día es un día -la frase de los que no ahorran- y éste lo merece.

"Wash & Cut"


Me he cortado el pelo en un "Wash & Cut" por 10 euros. Alucinante. No sólo te lavan el pelo, también te dan un masaje mientras te aplican una mascarilla que huele a almendras. Qué relax, casi me quedo dormida. Después, llega el momento "tijera" y para evitar disgustos capilares le digo a la peluquera (una veinteañera con mechas rubias y tatuajes por los brazos) que me corte sólo las puntas. Por eso de sanear, que siempre viene bien. Como buena alemana, me pregunta mechón en mano si me parece bien así o asá. Me quedo con el asá, cierro los ojos y confío en su destreza, que ya había observado mientras esperaba mi turno. Como en la carnicería, tal cual.

Al rato decido que ya está bien de jugar al "escondite" y abro los ojos temiendo uno de esos cortes de chica rebelde que tanto se llevan aquí. Pero no. La melena sigue intacta, un poco más corta pero con más gracia. Me miro en el espejo y sonrío... Tere, mi peluquera de toda la vida, habría aprovechado para dar rienda suelta a su imaginación.

Lo más gracioso es que, como su nombre indica, el "Wash & Cut", no incluye secar. Pero para eso tienes a tu disposición un secador profesional, de esos a los que no les falta ni mp3.

21 de julio de 2009

Hablando con el más allá


Desde que llegué a Berlín me he topado con escenas tan rocambolescas como ésta. Os pongo en situación: las cinco y pico de la tarde paseando por el barrio de Kreuzberg, un cementerio (de los tantos que hay repartidos por la ciudad) y una pareja sentada en un banco de espaldas a la calle. Yo con mi tritón al otro lado de la valla, con la cámara en la mano y más felices que unas castañuelas. Me da por mirar hacia el cementerio, me detengo y observo curiosa la conversación que mantienen los desconocidos. Pero no entre ellos, sino vía móvil con el más allá...
Está claro, de Berlín al cielo.

20 de julio de 2009

Los trotamúsicos de Bremen


¿Os acordáis de Koki, Tonto, Lupo y Burlón? O lo que es lo mismo, ¿del gallo, el burro, el perro y el gato que daban vida a los trotamúsicos en una popular serie de televisión? ¡Cómo olvidarlos! Este finde tuve la suerte de conocer los orígenes de estos dibujos animados... en Bremen, sí señor. Una ciudad con magia, por cierto. Y de cuento, como el que escribieron los hermanos Grimm: "Die Bremer Stadtmusikanten" ("Los músicos de Bremen"), en el que está inspirada esta exitosa serie.

Yo siempre he sido más de guitarra... pero os puedo asegurar que paseando por esas calles empedradas sería capaz de tocar la batería, la trompeta y hasta el saxofón. Ahí os dejo una fotillo de la escultura más famosa de los "Musikanten" de Bremen.

17 de julio de 2009

La lluvia cae sobre Berlin

Cómo me gusta estar en casita viendo llover ahí fuera. Las altas temperaturas de esta mañana anunciaban chaparrón y así ha sido. El cielo de Berlin se ha cubierto de nubes cargadas de furia. Una furia incontrolable que cala toda la ciudad. Un relámpago. Cuento en silencio: uno, dos, tres, cuatro, cinco y... no me da tiempo a decir seis cuando el estruendo de un rayo me hace sentir un escalofrío. Agarro con fuerza la mantita del sofá y me acurruco sin perder la vista de la ventana. Sé que pronto dejará de tronar pero mientras tanto me reconforta saber que estoy a salvo.

No quiero ni pensar cómo me habría puesto si me hubiera pillado en la calle. Aunque ahora que me acuerdo, podría haberme comprado un kit como éste.

15 de julio de 2009

Obamanía

Hay que ver a lo que ha llegado la Obamanía... Lo he visto en muñeco "hampelmann" (de esos que tiras de una cuerda y se levantan los brazos), en la típica careta carnavalesca y hasta silueteado en sopa. Mirad lo que encontré ayer en una tiendita berlinesa...


¿Vosotros cómo customizaríais a Barack? Seguro que el gran Michael lo hubiera dejado como está, pero yo empezaría por la corbata.

14 de julio de 2009

Mi erizo

No puedo creer que todavía no haya hablado de mi erizo. De hoy no pasa. Gordito se merece una presentación oficial en la blogosfera. "Gordito, los bloggers. Bloggers, Gordito". Me mira de reojo y sonríe por lo bajini. Le encanta ser el prota. Últimamente se pasa el día durmiendo. Cuando lo hace panza arriba aprovecho para observarle y le toco la nariz. Esa naricilla chiquita y redonda que olfatea todo lo que se le pone por delante. Y es que Gordito es muy sibarita. Tanto que hoy le he pintado las uñas de color bermellón.

13 de julio de 2009

Mehr brot bitte


"Más pan por favor". Fue la primera frase que aprendí en alemán y una de las primeras que puse en práctica cuando llegué a Alemania. Así, sin más miramientos. Tomé aire y la solté en mitad de la cena. Teníais que haber visto la cara que pusieron los anfitriones y el resto de los invitados al convite. Después de las risas, la velada continuó hasta bien entrada la noche en ese jardín hechizado de Grossburgwedel que desde el principio me hizo pensar en "Amélie". Qué gran peli, por cierto.

Si algo me encandila en este país son las panaderías. ¡Qué mostradores, qué variedad, qué olor a pan recién hecho! No hay día que no me detenga ante un escaparate para contemplar esos panecillos de sésamo y semillas de amapola que, literalmente, se deshacen en la boca.

Me permito la licencia de versionar el refrán. A falta de pan, buenos son los brötchen.

11 de julio de 2009

Second hand shopping

Los que me conocéis de cerca sabéis que soy adicta a la coca-cola (normal, light, zero... todas menos con sabor a cereza) y, por supuesto, adicta a las compras. Estando en Berlin, puedo evitar lo primero. ¿Cómo? Sustituyéndola por una "Alster". Lo del shopping es otra historia.

En cada calle, en cada esquina, en cada rincón hay una tienda con encanto. Y cuando digo encanto hablo de auténticas monadas. En muchos casos, obras de arte. Desde muebles a libros, discos y, por supuesto, ropa. Ropa de diseño y de segunda mano. Me vuelvo loca rebuscando entre montones de prendas vintage que desprenden olor y estilo a partes iguales.

Después de recorrer Mitte, Kreuzberg, Tiergarten, Prenzlauer Berg, ayer por fin me di un capricho. Y estoy convencida de que no será el único.

10 de julio de 2009

Boat Beam

Me he despertado temprano, me he dado una ducha, he desayunado escuchando la BBC y, con casi una hora por delante antes de salir de casa, me he dado el placer de escuchar las melodías pop-folk de "Boat Beam". Un grupo madrileño formado por una española, una australiana y una estadounidense que combinan las cuerdas de la guitarra, la viola, el chelo y el piano. Un bombazo de emociones que, personalmente, me recuerdan a Fiona Apple, Love of Lesbian y Annie B. Sweet.

Os dejo con "The Rain Pauly", uno de los temas de su álbum "Puzzle Shapes" que me pone los pelos de punta.

8 de julio de 2009

Aventuras en la Isla de Rügen (II parte)


22:25 h. Volvemos al campamento base. Nos montamos en el coche y nos vamos al pueblo en busca de un sitio para cenar. Mientras salimos, evito mirar los muros fríos de un edificio que una vez sirvió de cobijo al ejército nazi. Stop. 22:35 h. Llegamos a Binz. Para hacerse una idea más concreta: el pueblo de los malditos. Tal cual. Stop.

22:40 h. Caminamos en dirección a la calle principal. Los edificios, blancos impolutos, parecen haberse quedado en los años 40. Apenas se oyen ruidos. Stop. 22:45 h. Muertos de hambre, y con un escalofrío continuo nos sentamos en un restaurante italiano. Pedimos pizza de verduras mientras los comensales de otras mesas, turistas de medio pelo que beben enormes cócteles de colores con extravagantes adornos frutales, nos observan curiosos. Stop. 23:00 h. La camarera polaca nos trae la cena. Cuál es mi sorpresa cuando compruebo que el ingrediente principal es la guindilla. Stop. 23:30 h. Volvemos al camping con la única pretensión de meternos en el saco para que se haga lo más pronto de día. Stop.

22:40 h. Cruzamos la entrada. Nos percatamos, atónitos, de que unas luces intermitentes nos alumbran. Es el vigilante del recinto. Stop. 22:45 h. Con voz rasgada y casi gritando nos advierte de que está prohibido aparcar en el césped. ¿Qué césped? Me pregunto yo, si sólo hay hierbajos secos cubriendo el suelo. Stop. 22:50 h. Con el coche bien estacionado, abrimos la tienda con ansia. Una vez dentro, nos sentimos a salvo. Stop.

5:21 h. Me desvelo. Con este sol es imposible conciliar el sueño... aunque el tritoncillo duerme como un niño. Stop. 8:05 h. Después de casi tres horas de sueños interrumpidos me levanto. Stop. 8:37 h. Están limpiando el baño. Primer problema del día. Stop. 8:45 h. El tritón, recién levantado, tiene la solución. Stop. 9:00 h. Hora de desayunar. Stop. 9:25 h. Ahora lo veo todo de otro color. Luce el sol y huele a mar. Me pongo el bikini y nos vamos a la playa. Stop.

10:00 h. Ponemos nuestra particular sombrilla de cuadros escoceses, extendemos las toallas, nos damos cremita y nos tumbamos en la arena. Stop. 10:15 h. Me incorporo instintivamente. Giro la cabeza hacia un lado, hacia el otro. Es una playa nudista, pero muy nudista. Stop. 10:20. Respiro hondo y me vuelvo a tumbar. A estas alturas de la película esto es lo último que me haría temblar en la Isla de Rügen. Punto final.

7 de julio de 2009

Yo soy español

Caminando por las calles berlinesas descubrí hace unos días este "entrañable" bar. Entre las sugerencias del día, un filete de atún sobre lentejas rojas al Jerez y plátanos de Canarias al ron con almendras y helado de vainilla. Ligerito lo que se dice ligerito no era pero me entró morriña de la comida made in my mum. Y es que como en casa...

6 de julio de 2009

Primer día de cole

Como una niña con zapatos nuevos. Así me he sentido todo el día desde que ha sonado el despertador. Hoy ha sido mi primer día de cole, anoche me preparé los folios, los bolis, el subrayador rosa y la libreta multiusos. Ahora que me acuerdo no he estrenado nada (manías que una tiene desde pequeña), pero tampoco ha hecho falta porque ha sido un día redondo.

Me han preparado el desayuno, me han acompañado hasta la escuela, me han encantado mis profes (Jerry y Anthony) y he congeniado a las mil maravillas con mis compis (Tom, Renata y Bruno). En el "coffee break" me he comido el sandwich de jamón y queso que Guizmo me ha preparado con sumo cuidado: sin corteza, con rodajitas de tomate y acompañado por una nota sorpresa que me ha hecho sonreir de oreja a oreja.

Diez minutos antes de las tres de la tarde, Anthony ha dado por concluida la clase. En total, cinco horas de inglés, sin contar los deberes para mañana. Escasos 20 minutos depués he llegado a casa. Sí, aunque lleve aquí una semanita, me siento como en casa. Como me esperaba, tenía la comida preparada pero no contaba con este doble regalo: un anillo que supuestamente perteneció a una diosa griega y al que ya le había echado el ojo en una tienda de antigüedades de Kreuzberg; y un "vale" por una crêpe con azúcar. Así sí...


Sí, la ratilla soy yo.

5 de julio de 2009

Aventuras en la Isla de Rügen (I parte)


16:30 h. Salimos de Berlin dirección Stralsund. Stop. 19:00 h. Cruzamos el puente para adentrarnos en la Isla de Rügen. Stop. 20:00 h. Llegamos al punto más lejano del mapa: Sassnitz. Stop. 20:05 h. El desconcierto nos embarga: parece el pueblo fantasma. Stop. 20:15 h. Paramos para preguntar en el único bar que está abierto. Stop. 20:20 h. Nos desconcertamos todavía más en este local que parece una especie de "Cheers" alemán anclado en los 80. Stop. 20:25 h. La camarera no habla inglés. A la derecha, un tipo con peinado "salmonete" y una mujer bien entrada en la senectud. A la izquierda, un tuerto rollizo nos saluda dicharachero nada más entrar. Stop. 20:30 h. Todos beben cerveza. Nadie sabe nada. Stop.

20:35 h. Dejamos Sassnitz en busca de un camping. Stop. 20:45 h. Encontramos un parking para caravanas. Aterrador. Huimos. Stop. 20:50 h. Vemos el letrero de un camping. Nos dirigimos hacia allí. Stop. 20:55 h. Preguntamos a una pareja de patinadores. No saben, pero sí contestan. Intentan mandarnos a otro lugar. Stop. 21:00 h. Nos alejamos unos metros. Volvemos a preguntar a un hombre que practica footing. Esta vez con más suerte. Stop.

21:05 h. Siguiendo sus indicaciones llegamos a lo que parece un... un... un... un campo de concentración. Con check point incluido. Miedo. Stop. 21:10 h. Decidimos bajar y preguntar en la recepción. Stop. 21:15 h. Confirmamos con estupor que se trata de un camping. Stop. 21:25 h. Con la noche acechándonos decidimos cruzar la barrera. Los ojos como órbitas. Stop. 21:30 h. Al final del camino se alza una mole de cemento, de al menos 3 kilómetros de largo. Es un austero edificio, con las ventanas y las puertas tapiadas. Stop. 21:35 h. Nos miramos por unos instantes y nos echamos a reir. ¿Es una broma? No, es lo que hay. Stop.

21:40 h. Giramos a la izquierda y avanzamos por un camino mal asfaltado. En la zona verde, varios chavales corretean descalzos junto a varias tiendas de campaña. No hay duda. Es un campamento de verano. Stop. 21:45 h. Continuamos hacia delante. Cuando divisamos los baños y a varias familias, volvemos a mirarnos. Deducimos que ese debe ser el sitio. Stop. 21:50 h. Montamos la tienda en dos segundos (mientras dos alemanes nos observan alucinados). "Quechua" no ha llegado a Alemania, qué raro. Stop. 22:00 h. Hinchamos el colchón, colocamos los sacos, las mantas, cogemos la linterna e investigamos el terreno. Lo peor está por llegar....

2 de julio de 2009

El hombrecillo del semáforo


Rojo o verde, que más da. El hombrecillo del semáforo (Ampelmännchen en alemán) me parece genial. Entrañable, para ser más exactos. Está en todas partes: bolsos, camisetas, vajilla, sábanas, electrodomésticos... Vamos, en todo lo que se puede grabar, coser, pegar, serigrafiar o manipular de alguna manera. Todavía no he decidido en qué superficie lo quiero, pero un hombrecito con sombrero me llevo estampado en alguna parte.

De momento, cruzo los pasos de peatones con un civismo impecable. Ni prisas ni agobios. Me encanta ver el muñequito con los brazos extendidos y, luego, dando un pasito hacia delante. O viceversa. Son tan monos...

Por lo visto, estos semáforos se instalaron en la parte Este de la ciudad cuando ésta fue dividida por el muro en dos partes. Al reunificarse en 1990, no sólo se conservaron si no que muchos de los semáforos de la zona Oeste se sustituyeron por éstos, que hoy son todo un símbolo nacional.

1 de julio de 2009

Vacaciones en Berlin


He abierto los ojos en un país distinto, en una ciudad nueva, en un barrio por descubrir, en un decimosexto piso, en una cálida cama, en un infinito abrazo. Y todo con estas vistas. No hay mejor forma de empezar las vacaciones.